Al-Andalus

Por más que hago este viaje, no me canso nunca de volver a hacerlo. Y cada vez me gusta más.

El martes 5 de Diciembre, a las 23.30 horas, salíamos con destino sur; hacia Al-Andalus, para durante cinco días disfrutar del legado hispano musulmán, la fiesta sevillana, la herencia de la relación comercial con las américas, adentrarnos en el flamenco, y no se cuántas cosas más…
Primer día.

El Bus 1 a Granada, y el Bus 2 a Córdoba. Exigencias del patronato de la Alhambra, que amablemente nos mandan a freir espárragos cuando les decimos que somos 100 personas: sólo 55 personas por centro educativo y día (maldita burocracia!!).

En Granada descubrimos que el sur no es tan caliente como lo pintan. Sierra Nevada está cerca, y en la colina de la Alhambra se hace sentir. Viento frío, pero sol. Y arte, mucho arte… Allí disfrutamos del Generalife, algo así como un palacio de verano para los reyes musulmanes de la dinastía nazarí. Y de la Alhambra propiamente dicha, donde visitamos la Alcazaba, la Medina, y los Palacios Nazaríes, residencia de la última dinastía musulmana que aguantó en Granada (Pobre Boabdil!) hasta que en 1492 los Reyes Católicos conquistaron la ciudad. Y también el Palacio de Carlos V.



Y bajo “La roja” descansa la ciudad. El barrio del Albaicín, el Sacromonte, una descomunal Catedral en la que descansan Isabel y Fernando… y mucha gente. Mercadillos, músicos ambulantes, artistas de la calle, y en resumen, una ciudad muy bohemia.


Y mientras el Bus 1 disfrutaba de la última gran capital musulmana, el Bus 2 disfrutaba de la Primera: Córdoba. Allí visitamos los Alcázares de los Reyes Crisitianos, no tan espectaculares como los sevillanos, pero con unos bonitos jardines.


Y el barrio de la Judería, con su zoco, sus plazas como la de Maimónides, la vieja sinagoga… y por supuesto la Mezquita. Perdón, Catedral!!!! (Probad a llamar por teléfono y decir que queréis reservar una visita para la mezquita de Córdoba… qué mal humor tiene el Cabildo!!). Pero para mi va a seguir siendo la mezquita… un nido de columnas, por cierto, casi todas reaprovechadas de la Córdoba Romana y Visigoda; y sus capiteles y arcos bícromos. Y lo mejor de todo, sobre el muro de qibla el esplendoroso mirhab, con una cúpula envidiable y maravillosa. Lástima que alguien construyese una catedral en el centro…, y a pesar de todo hay que dar gracias por no haber destruido todo. Lo que no se si hay que dar gracias a Dios o a Alá…

Segundo día. Sevilla.

Algunos valientes salieron de fiesta la noche antes. Si es que cuando se es joven… ni una noche en autobús acaba contigo. Museo de Bellas Artes: la escuela Sevillana de los siglos XVI y XVII bien representada. Y la Catedral y Giralda. La catedral más grande del mundo durante un tiempo… y un campanario que realmente es el alminar de la antigua mezquita. Qué lástima, aquí si la destruyeron para hacer la Catedral…




Y por la tarde visita por Sevilla. Patio de Banderas, Barrio de Santa Cruz, Fábrica de Tabacos, Torre del Oro, Palacio de San Telmo, Parque de María Luisa, y para finalizar la esplendorosa Plaza de España, que bien retocada digitalmente, sirvió de Palacio en Star Wars. Pero ahí no se acabó el día. Nos fuimos a la carbonería. Para disfrutar de un poco de flamenco en directo. Y luego a Triana, para conocer el ambiente sevillano… la calle Betis es el mejor ejemplo.

Tercer día. Más Sevilla.

Reales Alcázares. A simple vista, musulmanes, agudizando un poco no… Pedro I fue quien los mandó adecuar, para hacer en ellos su palacio. Y para ello utilizó a los artistas que se encontraban en la ciudad, acostumbrados a otro arte, a otro estilo, a otras formas. El resultado un precioso palacio típicamente hispanomusulmán. Y el resto del día libre, porque Sevilla tiene mucho que visitar: Plaza de Toros, La Macarena, la zona de la Expo’92, la Casa de Pilatos… o una buena siesta, que también es muy sevillana.






Porque por la noche nos volvía a esperar Triana y nuestros compañeros de AEGEE-Oviedo. Fiesta, mucha fiesta…

Cuarto día. Cádiz

Hora y media de viaje y llegamos a la “Tacita de Plata”. Fenicios, Griegos, Romanos, Visigodos, Musulmanes, y finalmente cristianos. Más de 3000 años de historia para una pequeña ciudad, arrasada varias veces, condenada a la desaparición hasta que Felipe II decidió fortalecerla con unos cuantos castillos. Y la cosa funcionó; tanto que en 1717 para allí se fue la Casa de Contratación, y con ella el comercio con las Américas, que antes estaba en Sevilla. Y con ella llegaron los comerciantes, y los barcos, y el oro, y la plata… y Cádiz se hizo grande. Y creció en altura, con más de un centenar de torres que vigilaban la bahía, y la llegada desde el Nuevo Continente. La Torre Tavira es un buen ejemplo de ello.



Y por la noche, pues más fiesta. La torre del Oro fue el escenario elegido para una improvisada noche de Eurovisión – botellón. ¿quién ganó?... Yo no estaba…


Quinto día.

Donde dije digo, digo Diego. Los que fuimos por Granada volvimos por Córdoba, y viceversa… Y después 8 horas de autobús, reencontramos León, con su frío. Del lunes… mejor no hablar.


Isidro Yebra Prada
Presidente AEGEE-León

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